Economía y Finanzas para Todos

Bitácora de artículos de opinión y análisis sobre diferentes debilidades de la economía y las finanzas en el Perú, desde un punto de vista técnico, imparcial e independiente. Los artículos buscan exponer estas debilidades, en un lenguaje sencillo y accesible, con la finalidad de concienciar y promover las mejoras y reformas necesarias en beneficio de todos.

2007-10-31

EXCLUSIÓN FINANCIERA Y BANCARIZACIÓN EN EL PERÚ (I)


Una de las principales barreras que todo país debe superar para alcanzar un mayor desarrollo económico evidentemente es el de la exclusión financiera. Las medidas típicas para lograrlo suelen centrarse en tratar de extender el acceso al crédito y a los servicios financieros a todos los niveles socioeconómicos de la población, un proceso que muchas veces se conoce el aumento del nivel de “bancarización". De hecho, existe consenso en que un desigual nivel de bancarización limita el potencial de desarrollo de los países y refuerza la marginación financiera de grandes sectores de la población. En todo esto están todos de acuerdo, públicos y privados.

Sin embargo, pocas veces se ha puesto atención a la calidad deseable de dicha bancarización. Este matiz es sumamente importante si se toma en cuenta que los intermediarios financieros son los que principalmente cumplen la función de reasignación de los recursos disponibles en una pequeña economía de mercado como la peruana. Es decir, en países como el Perú, los intermediarios financieros ejercen una influencia fundamental en la asignación del capital, en el reparto de riesgo y en el crecimiento económico. Y como antes ya se ha reiterado, los intermediarios financieros son los que finalmente deciden qué empresas, qué proyectos y qué sectores serán financiados y, lo más importante, en qué condiciones.

Y precisamente dentro de las condiciones de financiamiento se encuentran el mayor o menor grado de dolarización, problema frente al cual los intermediarios financieros y la regulación financiera en el Perú son particularmente miopes. Es decir, un aumento simplista de la bancarización, sin hacer hincapié en la fragilidad que conlleva el aumentarla sin una disminución drástica del elevado nivel dolarización financiera, en realidad crea las condiciones para una mayor vulnerabilidad sistémica y una menor estabilidad financiera.

Un ejemplo particularmente triste se encuentra en la mala experiencia de la incursión de la banca comercial privada en los créditos agrícolas durante la década de los años 90. No sólo los riesgos agrícolas contribuyeron con el deterioro de dichos créditos, sino, fundamentalmente, el abrupto y unísono descalce de los flujos de caja producto de la depreciación cambiaria de 1998-1999. Frente a ello el Estado tuvo que implementar un programa de rescate financiero (RFA) que múltiples veces tuvo que ser ampliado. Por eso sigue resultando contraproducente que, a pesar de los avances, aún existan rebuscados mecanismos que permiten al Fondo Mivivienda seguir apoyando indirectamente la dolarización de los créditos hipotecarios, otro sector particularmente sensible a los descalces cambiarios en los flujo de caja de largo aliento.

Reducidos ingresos
Hasta no hace muchos años con frecuencia se solía señalar como obstáculo al reducido nivel de ingreso de los (potenciales) clientes o usuarios, pero esto no resultó completamente cierto. De lo contrario no habría podido producirse la expansión en los créditos de consumo iniciada por las empresas financieras a mediados de 2002, ante la reticencia de las empresas bancarias a otorgar tarjetas de crédito a los segmentos de más bajos ingresos. Del mismo modo, si ese argumento hubiera sido cierto, tampoco se podría haber dado la espectacular expansión del crédito a microempresas por parte de las cajas municipales y demás entidades especializadas a sectores tradicionalmente marginados y excluidos, inclusive dentro de la misma capital.

Si bien suele ser cierto que el bajo nivel de ingresos de los deudores redunda en mayores tasas de interés para los créditos ofertados, no es menos cierto que las tasas de interés reales que se cobran en el Perú siguen siendo mucho más altas que en otro países, inclusive que en países de mayor riesgo como Ecuador. El mismo argumento tampoco se sostiene cuando se compara la diferencia de precios" entre los créditos en moneda nacional y los créditos en moneda extranjera dirigidos a los mismos segmentos de mercado (créditos de consumo, microcréditos, en general) o inclusive a los mismos clientes (por ejemplo, exageradas diferencias de tasas por moneda en la misma tarjeta de crédito de un mismo deudor o tarjetahabiente). De hecho, estas diferencias por moneda en los créditos dirigidos al segmento corporativo actualmente están invertidas (tasas más bajas en soles que en dólares).

Volatilidad de ingresos
Otro denominado obstáculo para la mayor bancarización ha solido ser la volatilidad de los ingresos de los segmentos excluídos. Efectivamente, la volatilidad del ingreso podría representar un factor de riesgo, pero esto tiene sus propios bemoles. Para empezar debe distinguirse entre dos tipos de volatilidad de ingresos: los relacionados a la volatilidad microeconómica, como la que tiene un trabajador independiente, y los relacionados a la volatilidad macroeconómica, como la producida por los ciclos económicos.

En el primer caso, el incremento de la tasa de interés en realidad muchas veces corresponde al desconocimiento del comportamiento del cliente final, pero que se podría comprobar que en muchos casos es periódico y estacional, si se hiciera un profundo estudio de comportamiento del deudor, según su propio perfil. Es decir, en estos casos la solución se encuentra en un mayor desarrollo de tecnología crediticia ad hoc que permita también una natural volatilidad en las amortizaciones en función de los ingresos (por ejemplo, créditos para trabajadores del mar con cobros/desembolsos en función a las vedas, créditos para negociantes con pagos semanales o diarios, etc.).

En el segundo caso, a nivel macro, el problema se basa en establecer mecanismos regulatorios de prevención para atenuar los ciclos económicos. Por ejemplo, en los países desarrollados esto consiste en verificar que el mecanismo de transmisión de la política monetaria, en particular los de la tasa de interés y los del crédito, realmente funcionen y en hacer las reformas de arquitectura financiera nacional que sean necesarias para que ello ocurra. En este caso, en el Perú los pilares fundamentales de las tareas pendientes siguen siendo: (a) la desdolarización financiera (para desarticular el mecanismo del acelerador cambiario) y (b) el establecimiento de tasas de interés variables referidas a indicadores de mercado (para habilitar la transmisión de la política monetaria sobre los créditos minoristas).

Informalidad
Por otra parte, el problema de la informalidad, si bien tiene una responsabilidad importante en la restricción de acceso al crédito, en los últimos años no ha sido un impedimento para todo el crecimiento del crédito a microempresas. Pero lamentablemente sí se ha convertido en un gran elemento distorsionador de la competencia en el mercado. Aunque parezca increíble, en varios mercados la evasión tributaria se ha consolidado como el elemento “competitivo” que les ha permitido a varias empresas sacar a otros competidores de sus respectivos mercados, paradógicamente más "formales".

Es decir, la centralización de la SUNAD con la SUNAT no ha sido suficiente. Por ejemplo, en países desarrollados, la recaudación de los impuestos a la renta con los de los impuestos a la propiedad (activos) está a cargo de una sola entidad, independientemente de que el beneficiario de tales recaudaciones no sea únicamente el gobierno central. En este punto el Perú tiene todo un largo camino aún por recorrer. El problema de la formalización seguirá en la agenda en la medida que sea "más rentable" ser informal que formal. No sólo es importante trabajar regulación para hacer menos costosa la formalización sino también para hacer más costoso la informalidad en sus dos aspectos: tanto aumentar realistamente las penalidades de hallarse en ella como incrementar ineludiblemente la probabilidad de pagarlas.

(continuará...)

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