Economía y Finanzas para Todos

Bitácora de artículos de opinión y análisis sobre diferentes debilidades de la economía y las finanzas en el Perú, desde un punto de vista técnico, imparcial e independiente. Los artículos buscan exponer estas debilidades, en un lenguaje sencillo y accesible, con la finalidad de concienciar y promover las mejoras y reformas necesarias en beneficio de todos.

2010-04-27

EFECTOS DE LA CRISIS Y LA MOROSIDAD CREDITICIA: ¿POR QUÉ SUBEN LAS TASAS DE INTERÉS?


La banca peruana no ha sufrido por la crisis financiera, ni de lejos, lo que ha sufrido la banca en EEUU o en los países de la Unión Europea, donde la mayoría de entidades más grandes, y supuestamente más sólidas, tuvieron que ser progresivamente rescatadas por el sector público. Esta intervención estatal fue necesaria debido a la incapacidad del sector privado dueño de estas entidades para aportar los mayores capitales que se requerían para enfrentar el progresivo mayor deterioro de su cartera, aunque en no pocos casos tampoco se pueda descartar su “natural” aversión al riesgo.

En tales circunstancias de crisis, el crédito deja de expandirse y, naturalmente, también se incrementan los indicadores de morosidad crediticia. En este escenario, ¿qué cabría esperar que hicieran las entidades de crédito con las tasas de interés que les cobran a sus clientes por sus créditos nuevos? ¿Acaso debieran subirlas como simplistamente razonan algunos? Para esbozar una respuesta más responsable sobre lo que ocurre, o debiera ocurrir, conviene revisar qué ha ocurrido con la banca en otros países más afectados por la crisis.

Por ejemplo, y gracias a su ahora bien reconocido sistema de supervisión, la banca española fue la que mejor soportó el contagio progresivo de la crisis hipotecaria originada en EEUU a mediados de 2007 y que se agravó en la segunda mitad de 2008: no tuvo que recurrir a solicitudes de rescate ni de su gobierno ni de su banco central como sí lo tuvieron que hacer numerosas entidades bancarias, y no bancarias, en los EEUU, en el Reino Unido y en otros países de la Unión Europea. No obstante, ello no evitó que el crédito deje de expandirse y se incrementen sus indicadores de morosidad.

Cuando estalló la crisis, en agosto de 2007, la tasa de morosidad crediticia española, medida por la proporción de créditos dudosos en el sistema de entidades de crédito, se encontraba en torno al 0.84%, un nivel en el que se mantenía desde mediados 2004. No obstante, en agosto de 2008 la morosidad ya se había incrementado a 2.53% (+169 pb) y cuando la crisis se agravó la morosidad se continuó incrementando: en agosto de 2009 a 4.94% (+241 pb) y en febrero de 2010 a 5.39% (+45 pb). Y claro, hasta mediados de 2007 el saldo de los créditos crecía a ritmos anuales que superaban el +20%, pero luego de iniciarse la desaceleración los créditos ya crecían a mediados de 2008 a ritmos menores del +10% anual. De hecho, a mediados de 2009 el crecimiento era prácticamente nulo y a marzo de 2010 incluso se volvió negativo.

¿Subieron entonces estas tasas de interés no corporativas en España al mismo ritmo que subió la proporción de créditos dudosos? Pues NO. Entre 2007 y 2008 la proporción de créditos dudosos subió, en promedio, de 0.81% a 2.07% (+126 pb) y entre 2008 y 2009 subió de 2.07% a 4.65% (+272 pb). Sin embargo, las tasas de interés anual equivalente de los créditos de consumo entre 2007 y 2008, en promedio, subieron de 9.76% a 10.89% (+113 pb), pero entre 2008 y 2009 bajaron de 10.89% a 10.53% (-45 pb). Asimismo, las tasas de interés anual equivalentes de los créditos a la pequeña empresa entre 2007 y 2008 subieron de 5.80% a 6.44% (+136 pb), pero entre 2008 y 2009 bajaron de 6.44% a 4.67% (-177 pb).

Por consiguiente, ¿qué explica ese “extraño” comportamiento en las tasas de interés cobradas por las entidades de crédito en España, divorciado de la evolución de las tasas de morosidad? Al igual que en EEUU, Reino Unido u otro país “normal”, la explica la política monetaria. Entre 2006 y 2008 la política monetaria en euros se había venido endureciendo progresivamente para mantener la estabilidad de los precios: en 2006 las tasas de interés de referencia habían subido en promedio en más de +75 pb, en 2007 en más de +100 pb adicionales y en 2008 subieron en +25 pb hasta que la crisis empeoró y se contagió, razón por la cual las tasas luego rápidamente bajaron en -325 pb entre octubre de 2008 y mayo de 2009. Por tanto, es la política monetaria, y no la mayor morosidad, la que explicó fundamentalmente el comportamiento de las tasas de interés de los créditos.

No obstante, en el Perú, uno de los representantes del banco más grande del sistema ha argumentado que, como los créditos de consumo y los créditos a microempresas han sido “afectados” por la morosidad, sus ya altísimas tasas de interés (luego haber venido subiendo) demorarán en reducirse. Un argumento miope, pero de apariencia “lógica”, que en los medios suele ser repetido casi hasta el cansancio.

En el Perú, cuando estalló la crisis en agosto de 2007, las tasas de morosidad de los créditos de consumo estaban en 3.07% y de microempresa en 3.95%, luego en agosto de 2008 bajaron a 2.47% (-60 pb) y a 2.99% (-96 pb) respectivamente. No obstante, a agosto de 2009 subieron a 3.09% (+62 pb) y a 4.80% (+181 pb) y en febrero de 2010 pasaron a cerrar en 3.03% (-6 pb) y a 5.35% (+55 pb) respectivamente. Pero claro, buena parte de esta explicación de caídas y subidas en la tasa de morosidad se debió a que entre agosto de 2007 y agosto de 2008 el saldo de créditos de consumo y el saldo de crédito a microempresa crecieron ambos a un temerario ritmo anual de más del 40%, pero a agosto de 2009 el crédito de consumo pasó a tener una tasa de crecimiento nula y el crédito a la microempresa apenas creció por encima del 10%, un ritmo que aún se mantenía a febrero de 2010.

Por consiguiente, ¿fueron bajando y luego subiendo las tasas de interés de los créditos de consumo y microempresa de la banca en el Perú al mismo ritmo que lo hizo la tasa de morosidad medida por la proporción de créditos atrasados? Pues, en promedio, SÍ. El promedio de las tasas de interés de los créditos de consumo en 2006 fue 39.81% y bajó a 36.76% (-305 pb) en 2007 y a 36.23% (-53 pb) en 2008, pero en 2009 subió a 42.76% (+653 pb). Y en el caso de las tasas de interés de los créditos a la microempresa de la banca, éstas bajaron de 40.12% en 2006 a 35.74% (-438 pb) en 2007, a 35.11% (-63 pb) en 2008 y a 33.96% (-115 pb) en 2009. Todas medidas en tasas de interés que no son "equivalentes" porque no incluyen las cada vez mayores y más numerosas comisiones relacionadas cobradas.

Ahora bien, si a ello añadimos que la política monetaria peruana en 2007 subió en +50 pb su tasa de referencia, subió +150 pb adicionales en 2008 y la redujo en -525 pb en 2009, comprobaremos que lo que más bien pareciera extraño en el Perú, y le es ajeno a la banca no corporativa, es el comportamiento de la política monetaria. El problema de esto es que desafía toda la estructura teórica sobre la que el banco central dice actuar en el sistema monetario.

Evidentemente la explicación de esta particular “lógica” para determinar las tasas de interés tampoco obedece a la lógica de una “real” competencia. Existiría más bien una estructura de mercado concentrada en la cual las entidades más grandes fijan sus tasas de interés de esta manera miope, y las demás entidades sólo tienen un comportamiento de seguidores, mas no de competidores. Si los líderes de la banca “libremente” reducen sus tasas de interés, el crédito se expande y las tasas de morosidad “observada” se reducen, lo cual retroalimenta y autocumple sus propias expectativas, alentándolas a reducir más sus tasas (algo que algunos interpretan tendenciosamente como feroz “competencia”). No obstante, cuando la banca contrae el crédito, la tasa de morosidad “observada” se incrementa, lo que las “autoriza” a subir sus tasas de interés y el proceso se revierte (sin que nadie se atreva a explicar cómo es que la feroz “competencia” desaparece).

¿De qué depende entonces que la banca suba o baje sus tasas de interés? Probablemente de los "espíritus animales" de algunos, pero de la política monetaria con seguridad que no. No obstante, esta miope forma como se determinan “libremente” las tasas de interés de los créditos, dependiendo de la evolución de corto plazo de las tasas de morosidad “observadas” y no de las pérdidas esperadas de largo plazo, no sólo denotaría un evidente desconocimiento de la sostenibilidad del “negocio bancario”, sino que introduce una perversa prociclicidad para todo el sistema en su conjunto.

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