Economía y Finanzas para Todos

Bitácora de artículos de opinión y análisis sobre diferentes debilidades de la economía y las finanzas en el Perú, desde un punto de vista técnico, imparcial e independiente. Los artículos buscan exponer estas debilidades, en un lenguaje sencillo y accesible, con la finalidad de concienciar y promover las mejoras y reformas necesarias en beneficio de todos.

2006-04-28

PENSIÓN DE JUBILACIÓN EN EL SPP: ¿EN DÓLARES O EN “SOLES”?


Esta aparente pregunta tonta es mucho más importante de lo que un afiliado promedio del sistema privado de pensiones (SPP) podría imaginar. Como se sabe, el SPP permite elegir pensiones de jubilación entre 3 modalidades básicas: (a) retiro programado, (b) renta vitalicia y (c) renta temporal con renta vitalicia diferida. La pregunta surge porque la pensión de jubilación se puede elegir en dólares o en “soles”, en las modalidades con tramos de renta vitalicia. Como la tercera modalidad es similar a suponer una parte de retiro programado y otra parte de renta vitalicia, no es necesario entrar en mayores detalles, las conclusiones serán las mismas que en las dos primeras.

En la primera modalidad, cuando el pensionista elige un retiro programado (y por lo tanto se queda en una AFP), no hay elección de moneda. Cada año su AFP le recalculará cuál será su pensión de jubilación ese año, en función de la expectativa de vida del pensionista en ese momento y de la rentabilidad acumulada en su fondo. Aquí no se elige ninguna moneda porque sería una decisión irrelevante: el jubilado retirará su pensión en soles y la gastará sin cambiar de moneda. Convertirla a dólares sería casi absurdo porque después la tendría que volver a cambiar a soles para cubrir sus gastos. No obstante, si a pesar de ello lo hiciera, en promedio, lo único que lograría con esto es reducir su pensión por el peaje cambiario, producto de la diferencia entre el tipo de cambio de compra y el de venta. En esta modalidad, el pensionista recibirá su pensión de jubilación hasta que su fondo se acabe, pero si falleciera antes, el saldo no recibido sí constituiría herencia.

En la segunda modalidad, cuando el pensionista elige una renta vitalicia (y por lo tanto se cambia a una compañía de seguros), sí hay elección de moneda, y ésta no es nada irrelevante. En esta modalidad, la AFP le entrega todo el fondo acumulado a la compañía de seguros. A cambio, si el jubilado elige dólares, la aseguradora se compromete a pagar, hasta que el jubilado fallezca, una cantidad fija en dólares, en “dólares nominales”. Así, en esta modalidad no habrá saldo no utilizado que pueda ser heredable. En cambio, si el jubilado elige “soles”, en realidad la aseguradora le tendrá que comprometerse a pagar una cantidad fija en “soles constantes”. Una moneda “constante” se reajusta automáticamente para compensar la inflación, es decir, mantiene una capacidad adquisitiva “constante”, mientras que la moneda “nominal”, no. La primera protege de la inflación, cualquiera que sea, la segunda, no.

Es decir, cuando el pensionista elige su renta vitalicia en dólares o en “soles”, en realidad elige entre renta vitalicia en dólares “nominales” o renta vitalicia en “soles constantes”. Sin embargo, este “detalle” no ha sido adecuadamente difundido. Un ejemplo simple: si alguien se hubiera jubilado hace 6 años con una pensión de 100 dólares (nominales), bajo la modalidad de renta vitalicia, hoy seguiría recibiendo 100 dólares. Sin embargo, hoy sus 100 dólares comprarían casi 16% menos que hace 6 años, inclusive si se hubiera ido a vivir a EEUU (¿?) sus 100 dólares comprarían 17% menos. En cambio, si se hubiera jubilado con una pensión de 350 soles (constantes), bajo la misma modalidad de renta vitalicia, hoy recibiría 350 * ( 1 + 13%) = 396 soles porque la inflación acumulada en esos 6 años ha sido de casi 13%.

Esta “libertad de elección” se vuelve cada vez más peligrosa debido a que la decisión impactará negativamente en la futura calidad de vida de los pensionistas de manera proporcional al continuo incremento en la esperanza de vida (¿paradójico?). Según el INEI, la esperanza de vida de los nacidos en el sector urbano en el quinquenio 1990-1995 es de 70.3 años y en el quinquenio 2000-2005 de 72.1 años, mientras que para los que nazcan en el quinquenio 2010-2015 sería de 74.2 años. Este incremento de años de vida implica un obvio incremento de los años de pensionables en la jubilación (sin que se incrementen los años de aporte previstos). Los incrementos son mucho mayores si se “descrema” la población del SPP: a mayor nivel económico, mayor esperanza de vida. Si el sector urbano se reduce al Callao, la esperanza de vida es 5 años más, en promedio.

Por ello no es irrelevante preguntarse ¿cuánto menos comprará una pensión fija en dólares 20 años después? Si la inflación promedio fuera de apenas 2.5% anual, que es la inflación promedio de los últimos 10 años en los EEUU y es la meta inflación en el Perú desde hace varios años, en 20 años la inflación acumulada sería de 63.9%. Es decir, si un jubilado empezara recibiendo una pensión de jubilación con capacidad de compra de 100 dólares, luego de 20 años sus 100 dólares (nominales) sólo podrían comprar el equivalente a ¡36.1 dólares! Este peligro no existe con la pensión en “soles”, en soles constantes. Al cabo de esos 20 años su pensión se habría ido reajustando, de 350 soles a 574 soles, lo cual le permitiría seguir comprando lo mismo cada año.

Finalmente, esta decisión individual también tiene consecuencias de carácter sistémico. No sólo se trata de juegos individuales de suma nula, donde unos pueden ganar gracias a la mala decisión de otros, sino que también se induce una mayor demanda por instrumentos en dólares en el mercado de capitales, lo cual aumenta la dolarización financiera, un juego de clara suma negativa para la economía: ¿por qué el sistema permite esto?

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